Nos conocemos desde 2016 cuando Ana aceptó la dirección del centro de idiomas donde yo trabajaba. Nos llevamos bien como buenos amigos, nada más, o eso pensé.

Durante los siguientes dos años, algunas cosas cambiaron. Ana regresó a la Ciudad de México para dirigir otro centro de idiomas y yo fui ascendido a director del centro GDL. Pero seguíamos en constante comunicación prácticamente todos los días.

En diciembre de 2018, Ana vino a GDL a pasar la Navidad con su tía, que vive aquí. Obviamente, decidimos organizar una reunión del antiguo equipo del centro de idiomas GDL. Todos nos reunimos en nuestro restaurante favorito, después de lo cual fuimos a un bar antes de pasar a un antro.

Nadie está seguro exactamente de cuántas botellas de whisky se consumieron esa noche, pero fue suficiente para darnos cuenta de que ambos teniamos un "crush"con el otro durante bastante tiempo sin que el otro lo supiera.

Poco tiempo después, Ana tomó otro trabajo aquí en GDL; el resto es historia.

Y, a día de hoy, ni Ana ni yo podemos hacer frente a otra botella de Johnny Walker Red Label.